miércoles, 1 de agosto de 2007

Submarinos a medida


El negocio de los submarinos de lujo es a veces difícil de sondear. "Si usted puede encontrar mi submarino, es suyo", dice el multimillonario petrolero ruso Roman Abramovich.

Y eso es todo lo que el solitario dueño del Chelsea Football Club tiene que decir. El lecho marino es la última frontera donde gastan su dinero los más ricos del mundo. Viajar para ver lo que hay en el fondo del mar a bordo de un sumergible personal es un vil exceso que sin duda supera cualquier entretenimiento típico de magnate como los Bugattis de colección o un pasaje de ida y vuelta a la Estación Espacial Internacional a bordo de un cohete ruso por un precio de 38 millones de dólares.

Los fabricantes y vendedores de submarinos de lujo, desde el Océano Pacífico hasta el Golfo Pérsico, dicen que la fantasía y el sigilo son los fundamentos de este nicho del segmento náutico construido sobre la locura de algunos súper multimillonarios."Todo el mundo allí es un ricachón excéntrico", asegura Jean Claude Carme, subdirector general de comercialización en U.S. Submarines, un constructor de submarinos a medida de Portland, estado de Oregón (EEUU). "Todo es sumamente secreto".

Cien yates submarinos

Quiénes son los dueños de los aproximadamente 100 submarinos de lujo que surcan los Siete Mares sigue siendo en gran parte un misterio. Paul Allen, cofundador de Microsoft Corp., advirtió a su astillero que los deslenguados pierden negocios. "Realmente se supone que no debo hablar del submarino , pero es fantástico, una pieza única'', dice Fred Rodie, uno de los ingenieros que diseñaron el yate submarino de Allen en Olympic Tool & Engineering Inc. de Shelton, estado de Washington.

"Si se lo dijera, tendría que matarlo'', dice Bruce Jones, director general y fundador de U.S. Submarines, refiriéndose a los nombres que figuran en su libro de clientes. Jones, de 50 años e hijo de un ingeniero naval, construyó su primer submarino a diésel y baterías en 1993. Desde entonces, cada contrato de venta ha incluido una cláusula de confidencialidad para proteger la identidad del comprador. "Este es un negocio peligroso donde vuelan cabezas'', dice Jones.

Herve Jaubert, ex comando de la armada francesa, cambió su sable por un destornillador en 1995 para construir su primer submarino de lujo. Ahora, máximo responsable de Exomos, un fabricante de submarinos a medida con sede en Duba DDubDubai, Jaubert tiene una visión más romántica del trabajo: "Soy un poeta que construye yates sumergibles para gente rica". "Gastar 80 millones de dólares por una nave que va por debajo del agua cuando una que no lo hace cuesta 150 millones es negocio'', dice Jones. "Nuestro Phoenix 1000 tiene cuatro pisos de alto y 65 metros de largo, es una mezcla de submarino turístico y militar''.


Sub 20 argentina destroza el hotel

Un grupo de jugadores argentinos causó destrozos en el hotel en el que se alojaban en Toronto tras vencer por 2-1 en la final del Mundial sub-20 a la República Checa. La noticia se conoció varios días después, ya que un vídeo de los hechos, presumiblemente filmado por uno de los futbolistas, apareció en una web de internet.